Hoy te percibo atada
A mis pasiones, e invertebrada
Cargando nuestros huesos
Muertos por tus besos.
Se aviva en nosotros
El te quiero de una pasión,
Que nos congela el alma
En un último suspiro.
Al encuentro te desvisto
Con mis ganas,
Que no se aquietan
Y se funden en el volcán de tus llamas.
Aunque te percibo
Por mis venas,
Todavía te quedas en mí
Cada vez que regresas.
Virginal y pura tu belleza
derramas sobre la mar de mí ser,
De tu sempiterna existencia
Te vales para eclipsar mi presencia.
De armonías esta realizado
Todo tu húmedo contorno de vida,
Inundas y ahogas mi ser inanimado
Que muere en tu belleza conmovida.
Impregnas el aliento de las cosas
Maravillosas y terrenales,
Con sutiles y fragantes mariposas
Que fluyen en mis manantiales.
Paralizas el universo entero
Con sutiles cantos invernales,
Y haces crepitar como puñales
Tu amor callado y pasajero.
Raudo fue el amanecer despuntando
Dardos y flechas maravillosas,
Que atinaron mi humanidad
A medio vestir en penumbras.
A borbotones se derrama el día
Mientras yaces a mi diestra,
Con tu silueta cubierta de sueños
Que se unen a mis desvaríos.
Quietud y silencio se apoderan
De nuestro letargo adormitado,
A la espera del aroma silente
Que nos acecha de incognito.
