Sutil energía que une a los hombres
Con el universo, la vida, la muerte,
Vibración perfecta del cosmos,
Que sincretiza la belleza con la pasión
Y la fuerza con la razón,
Camino seguro al interior del ser,
Puerta que se abre como flor,
Cuando la abeja laboriosa
Liba su néctar de sabiduría,
Y lo transforma en alimento
Para el cuerpo, el alma y el espíritu,
Puente que une océanos, con ríos
Y montañas, con los surcos en los campos
De labranza, donde el trigo se une a la levadura,
Al sudor y el tiempo lo amasa
Para que leude en nuestros corazones
El fuego eterno, que purifica al hombre
De sus banales deseos y rompa las cadenas
que lo hunden en las oscuras cavernas
de la ignorancia, solo la espada lo hará libre
para conquistarse a sí mismo, para obtener
el despertar o la liberación a un nuevo amanecer,
donde renazca en la rueda de la fortuna.