Sutil fue tu acecho aquella noche
En que te prendiste a mí querer,
Tu perfume húmedo se quedo en mí
Silueta, dibujado y adormecido,
Quisiera el viento morir a tu encuentro
Por desespero a tu sutil belleza,
Que impregna de miel el cuerpo del mundo,
Bendito el universo por ofrecerme
Tu virginal sabiduría y por madurar en mi
Los frutos del tiempo en la vendimia
Humana, no pudieron los calabozos
Encadenar mi espíritu a las cavernas
Del desespero y la ilusión,
Fue tu ansiada llegada
La salvación trasmutadora
Del mercurio profano
Que aun habita en nuestro
Templo interior….