Es un territorio con el suelo sagrado por los recuerdos de mis antepasados, allí mis días son un viaje al interior de los sueños, fantasías y también a la utópica realidad del diario vivir. Sus paredes evocan viejos castillos medievales que están custodiados por el caballero de los sueños, el piso de baldosas grises se asemeja a la bruma de Londres cuando llueve, muchas veces para encontrar algo en mi territorio tengo que pedir la ayuda de Sherlock Holmes, pero siempre anda distraído buscando una taberna para hurgar debajo de las mesas junto al señor Watson, mis días transcurren plácidamente en sus alrededores hasta que despierto y encuentro la cotidiana rutina que mi cuarto mantiene para mantenerme bajo sus dominios.
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